martes, 27 de diciembre de 2011

CLIMA DAKAR, CAPÍTULO 5: FESTEJOS BAJO LA LLUVIA DE BUENOS AIRES


“Si algo faltaba en este Dakar, era que la coronación sea con lluvia, no nos de respiro ni aun habiendo terminado che…”. Emiliano Spataro no lo puede creer. Hace más de una hora y media que se fueron los diez primeros y como si fuera un telón, en Buenos Aires comenzó a caer una lluvia torrencial increíble.

La efervescencia del público ya no era la misma, aunque no se habían ido muchos. La gente, estoica, esperaba. De repente apareció el Mc Rae de Tim Coronel desde la puerta de entrada a la arena de la Rural y todas las miradas se fueron hacía allí. Atrás del Buggy azul con vivos rojos, se veían los dos techos celeste y blanco. Eran los autos de Emiliano Spataro y Juan Manuel Silva.

Fueron un par de minutos los que el holandés permaneció en el escenario, entonces, mientras bajaba a hacer su show de trompos, Laura Cerezo, la conductora del evento, preguntó a la gente:

“Yo sé que llueve mucho y que no se fueron porque estaban esperando a estos dos héroes. ¿Están preparados?... ¿Están preparados?... Aquí vienen… Emiliano Spataro!”…

De repente, la multitud estalló, se despertó del frío que provocaba la lluvia con viento, y empezó a aplaudir y gritar. Es difícil pasar a palabras la sensación. Emiliano venía sentado en el techo del Buggy y su mecánico, ese con el que se entendía por señas en los primeros días y terminaron inventando una serie de términos para poderse entender, manejando el auto.

Atrás, el Pato Silva hacía trompos y subía a la rampa , como poniéndose en la cola, esperando su turno. Enrique Meyer, Ministro de Turismo de la Nación, le dio su trofeo a Emiliano, que no sabía que hacer, si saludar al público o abrazarse con todos los mecánicos del Pro Dakar. Optó por subir al techo del auto, estirar las manos y elevar esa placa que dice que corrió un Dakar, y luego bajar a abrazarse con todos.

Movieron el Buggy número 265 y le dieron lugar al 267. Laura Cerezo volvió a agitar a la gente. “Y ahora… el otro héroe, campeón de TC, campeón de TC2000, es el Pato Silva!”…

Si fuera una cancha de futbol, podría decirse que se cayó el estadio. El chaqueño subió manejando el auto con tres mecánicos sentados arriba. Paró, tomó una gran bandera argentina con los logos de Dakar y se subió al techo. La ondeó cuatro veces. Paró con los brazos abiertos, y entregándole la cara a la lluvia, grito muy fuerte un sapucay. Luego se agachó, tomó su trofeo, nuevamente del Ministro de Turismo, y se lo ofrendó a la tribuna. La gente estaba loca. Gritaban y aplaudían, reconociendo a sus ídolos.

Vinieron las fotos de los dos pilotos juntos y Spataro bajó a pie mientras Silva se subía al McRae para descender en marcha. Emiliano se dirigió a la tribuna de la derecha, que ondeaba banderas y brazos. A su espalda, el Pato Silva dio rienda suelta a su alegría y comenzó a hacer una serie de trompos que puso de pié a todos. La Rural era una ovación tan fuerte que no se oía la voz de la presentadora, intentando darle la bienvenida a otro competidor. Silva hizo unas donas y se fue para la rampa, como para subir de contramano. Pero no subió, sólo la atravesó a 45°, saltó en el aire y se fue a repetir la misma maniobra a la parte de atrás.

La alegría podía más que cualquier cosa. La lluvia ya no se sentía. Los que se quedaron, estaban felices de haber participado de un día inolvidable...

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