lunes, 27 de febrero de 2012

UNA SANCIÓN DIFICIL DE ENTENDER Y EXPLICAR



Impartir justicia no siempre debe ser tan sencillo como pronunciar la idea. En la mayoría de los casos, aplicar una sanción ante un conflicto entre dos puede ser difícil, pero eventualmente, un error sólo perjudicará a uno. Aunque no debiera, es parte de lo que puede pasar. Sin embargo, hay casos en los que intentar ser justo con una persona, puede significar ser injusto con el resto, y ahí es donde se complica, porque la justicia es un derecho que le asiste a todos por igual.

Para no salir del ámbito automovilístico, cuando un piloto choca a otro, merece recibir la sanción correspondiente, lo mismo ocurre cuando no es un error sino una imprudencia. Ambas situaciones se miden como maniobra antideportiva y maniobra peligrosa.

Lo que siempre hay que tener en cuenta es que el evento deportivo en el que se está aplicando este tipo de sanciones a las faltas, es una competencia automovilística, una carrera de autos, en la que las acciones se desarrollan a alta velocidad la mayor parte del tiempo, y en la que perder el control es absolutamente posible. En esos casos se producen los acontecimientos denominados “accidentes”.

La exclusión parcial a Guillermo Ortelli, es cierto que está justificada en las normas como el caso en el que se perjudica a “otro competidor”, porque Diego Aventín quedó afuera de la serie en la primera curva, y por lo tanto afuera de la final automáticamente. De hecho, por ser cauteloso y responsable, Aventín forzó el trompo para evitar embestir a Ortelli, y eso lo perjudicó. Quizás, y sólo él lo sabe con certeza, podría haber intentado seguir, pero a riesgo de un impacto irresponsable como los que tanta tristeza le trajeron al automovilismo recientemente.

Sin embargo, Ortelli no hizo una maniobra peligrosa ni antideportiva, sólo cometió un error de apreciación al entrar en la chicana a la par con Omar Martínez con una línea de carrera que le impidió doblar bien, se rozó con el Ford, y en su intento por evitar “girarlo” y dejarlo cruzado en medio de la pista, terminó cruzándose él. Eso, acá y en la China, es un accidente, no una irresponsabilidad.

Hay tres casos que citar en el momento del análisis. El primero fue en 2009, en el autódromo de Río Cuarto. Mauro Giallombardo peleaba por pasar a otro competidor por el primer puesto de la carrera de TC Pista. En la curva de la tranquera, un amplio y velocísimo curvón a la izquierda, intentó por afuera. Casi lo consigue, pero en los últimos instantes de la superación, perdió el control del tren trasero y se “enroscó” en trompo.

Al quedar en el medio de la pista fue esquivado por varios pilotos, algunos de los cuales se despistó y abandonó. El efecto carambola típico de un accidente de carreras en medio de un pelotón. Lo excluyeron a Giallombardo, algo que nadie entendió, pero pareció un penal mal cobrado. Un error. De hecho, no se volvió a repetir en los siguientes dos años y medio.

Lewis Hamilton hizo un trompo en el Gran Premio de Hungría del año pasado, al entrar pasado en la primera chicana del Hungaroring. Quedó en medio de la pista atravesado, pero en su desesperación por volver a la carrera, no esperó que pasen todos quienes venían por el sector, y aceleró furiosamente su McLaren para provocar un medio trompo y quedar nuevamente en el sentido de la carrera. Venía Paul Di Resta, que al encontrarse con Hamilton acelerando hacia el sitio por el que pensaba pasar él, tuvo que esquivar hacia atrás del McLaren, golpeándose contra el guard-rail exterior. Hamilton fue sancionado, pero no por hacer un trompo y querer volver, sino por hacerlo irresponsablemente cuando un colega se aprestaba a pasar por el lugar al que se dirigió. Se entiende la diferencia?

Guillermo Ortelli no hizo una maniobra irresponsable para regresar a la pista sin importarle quién viniera detrás. Ortelli “se llevó” a Diego Aventín en la maniobra propia de despiste suya. Fuera de control. Es una diferencia notable.

La sanción a Ortelli fue dejarlo sin la posibilidad de largar final. ¿Qué hubiera pasado si la maniobra se producía en la final y no en la serie? ¿Qué sanción le hubieran aplicado? ¿Suspensión para la siguiente carrera? Quedar sin posibilidades deportivas en la propia carrera en cuestión es una sanción que el piloto mismo se genera.

Pero si la idea aplicada ayer por los Comisarios Deportivos es tan poco tolerante con las consecuencias de un accidente, y la sanción es la que padeció Ortelli, vale preguntarse entonces por qué Leonel Larrauri no fue sancionado por cometer un error en Balcarce, y generar que por esquivarlo, se accidente Guido Falaschi. Este es el tercer caso en cuestión.

Quizás a Larrauri se le puede reclamar que no se haya corrido antes, que no haya frenado en un lugar más seguro, pero no se lo puede acusar del error de conducción que cometió y por el cuál se desencadenó todo. Aun así, y sin tener nada que perder deportivamente como tenía Ortelli que en su maniobra peleaba por el primer puesto, a Larrauri no se lo sancionó a futuro de ningún modo. ¿Entonces?

Volvemos al comienzo. Es difícil impartir justicia para uno sin ser injusto con todos los demás. ¿Quién asegura ahora que ésta misma situación se vuelva a medir del mismo modo siempre y con todos los pilotos?

El refranero popular dice que no hay que ser “más papista que el papa”, y ayer en Mar de Ajó, parece lo fueron.

martes, 21 de febrero de 2012

TODOS TENEMOS ALGO PARA HACER



La sensación que queda al escuchar a Esteban Guerrieri relatar cómo vivió y sigue viviendo las horas decisivas para su futuro en el automovilismo internacional, causan, al menosa quien escribe, una enorme indignación.

“Perdí tiempo esperando una respuesta y después parece ser que la persona que se había comprometido a llevar el proyecto a las más altas esferas del gobierno, por alguna razón no lo consiguió. Entonces, ya sin tiempo, a comienzos de febrero decidí ir sólo a la Secrtetaría de Turismo de la Nación. Me recibió una mujer que a quien le derivaron el tema. Tuve que empezar de cero. Le expliqué el proyecto, la idea de correr en IndyCar con la marca País, y le expliqué que no había demasiado tiempo, que tenía sólo quince días. Me prometió una respuesta. Pasaron los quince días y no tuve respuesta alguna. Decidí ir por mi cuenta, pero no logré hablar con nadie que me diga en qué estado había quedado lo que le presenté. Siento angustia y mucho stress. Ahora, a 20 días del comienzo del campeonato, tengo que salir a pedir prácticamente a los gritos que alguien me apoye para correr en IndyLights. Si no me voy a ver obligado a tomar otro tipo de decisión.”

Estas palabras de Esteban Guerrieri, resumen lo que ha vivido desde noviembre a la fecha. Esperas, esperas y más esperas. Nunca una respuesta, ni siquiera negativa, como para saber que esa puerta no se va a abrir.
La indignación viene de la falta de interés de los entes que deberían tenerlo, como el Automóvil Club Argentino, a quién ni siquiera se le pide que haga el desembolso del dinero, sino que apadrine un programa, que le de forma corporativa al proyecto, que se involucre para generar contactos oficialmente. No se trata de hacer historia porque hoy lo urgente es encontrar la salida para que Guerrieri regrese a EE.UU y se suba a un auto para la apertura del campeonato en las calles de St. Petersburg el 25 de marzo, pero si no tomamos conciencia de cuál es la situación real, no avanzaremos.

El Gobierno Argentino confió a finales de 2009 en el proyecto USF1, que impulsaba a José María López a la F1 para 2010. El nivel de compromiso fue tal, que un 26 de enero, en Casa Rosada, la propia Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, anunció el programa, con el propio “Pechito” López y el inglés Peter Windsor presentes. La estafa del equipo americano dejó la credibilidad de este tipo de emprendimientos por el piso en el Gobierno, y es natural que así sea. No conocen el deporte motor, no saben la diferencia entre un equipo de F1 y uno de IndyCar, casi no deben distinguir las diferencias entre ambas categorías. La única manera de cambiar la historia, es que una institución seria, sólida, centenaria, como el Automóvil Club Argentino, sea la que avale un proyecto. Esa es la parte de la historia que nos debe importar ahora. Ya habrá tiempo para profundizar en detalles. Ahora hay que actuar.

Hoy necesita unos u$s 150.000 para sustentarse un año más en IndyLights en el mismo equipo con el que peleó por el título en 2012, según confió Johnn Della Penna, el argentino que lo está ayudando en EE.UU. y que le hizo y mantiene los contactos con equipos de IndyCar.

Juan Manuel Silva propuso en TV el lunes 20 de febrero, que los pilotos referentes, dejen de hablar y se pongan a trabajar. Invitó a Spataro, Fontana, Ortelli y Martínez a participar. La idea del chaqueño es juntarse, tirar ideas, generar reuniones con los Presidente del ACA, ACTC y con el Ministro de Turismo de la Nación, Enrique Meyer, para generar un programa de acción que permita conseguir los fondos, no sólo para Guerrieri, que es quién hoy lo necesita con urgencia, sino de los que vendrán después.

Mientras tanto, a partir de la convocatoria de Silva, aparecieron muchas otras ideas. Todas de gente del ambiente automovilístico. Hay una idea de hacer eventos con los pilotos que deseen colaborar, desde una maratón televisiva para recaudar fondos con donaciones, pasando por sponsor days con los mismos protagonistas, hasta subastas de artículos de colección de corredores referentes en un evento solidario.

También alguien propuso que se destinen $ 5 de cada entrada general de cada carrera nacional de toda la temporada, para generar un fondo de promoción del automovilismo argentino en el exterior.

Y por otro lado llegó la idea de proponer a las categorías que incluyan en la inscripción de cada piloto, en cada fin de semana de carreras nacionales, u$s 50 para ese mismo fondo de promoción.

Algunos medios de comunicación han cedido espacios publicitarios para que Guerrieri pueda comercializarlos o sumarlos a las empresas que eventualmente decidan apoyarlo y darles más retorno publicitario.

La gente sigue insistiendo en abrir una cuenta bancaria en la que cada argentino que pueda y desee hacerlo, aporte su donación de dinero.
Lo único que falta es que una institución seria y emblemática se despierte, se arremangue y decidida a trabajar, se involucre. Tomar el proyecto y asumir el compromiso de presentarlo a las empresas líderes de Argentina, y al estado mismo, con un plan, con un objetivo. Llevar a un deportista argentino de elite a representarnos al más alto nivel en el mundo a través del deporte, que es la más sana de las representaciones para una marca, cualquiera sea, incluso la de un país.

Podrían ser varias las instituciones. No necesariamente una. Podría ser una categoría como Top Race lo intentó con Pechito López. Podría ser una Asociación como la ACTC lo hizo con Gastón Mazzacane. Podría ser también, por qué no, la Asociación Argentina de Volantes, entidad que cuenta con una trayectoria intachable y es ejemplo en el automovilismo deportivo, pero debería ser el Automóvil Club Argentino, el delegado del poder deportivo dela Federación Internacional del Automóvil en nuestro país, nada menos, el que se haga cargo de esta frustración nacional por falta de compromiso que estamos padeciendo.

Hay mucha gente dispuesta a trabajar, a aportar, desde pilotos hasta el mismo público. Incluso con un programa serio, muchas empresas harían aportes, pero falta la fuerza de una institución que reúna a todos, lo organice y de garantías de seriedad para que trascienda en el tiempo. Hay que dar el primer paso, si lo damos muchos individualmente no se logrará nada serio, se necesita un plan, un cerebro, un organizador, un conductor. La respuesta será notable, con toda seguridad. Ojalá podamos hacerlo entre todos. Sería un gran paso si se hace, y sería una vergüenza si no somos capaces de lograrlo.

sábado, 18 de febrero de 2012

¿POR QUÉ ES AUTOMOVILÍSMO PARA TODOS?



No se han conocido los detalles aún del denominado Automovilismo Para Todos, sólo se ha firmado el decreto y éste domingo se pondrá en marcha la primera carrera del año, que será TC Mouras en La Plata, y se transmitirá por la TV Pública.

Habrá un anuncio en las próximas horas, el miércoles después de las 14, en el que se estima que podrán conocerse más detalles de un programa que al menos tendrá cuatro años para desarrollarse.

¿Qué alcances tendrá? ¿Hasta dónde llegará la expansión? ¿Qué otros beneficios podrán apreciarse para la actividad o para los aficionados? Todas son preguntas sin respuestas.

A lo largo de dos semanas se han escuchado todo tipo de versiones, especulaciones y opiniones. Desde cosas criteriosas, pasando por reclamos “por las dudas”, hasta acusaciones llenas de indignación y odio.
¿Qué significa “Para Todos”? Es una de las preguntas que todos se hacen. La mayoría opina que para ser realmente “Para Todos”, debería verse en un televisor convencional, sin necesidad de tener suscripción al cable. Entonces, cómo buena parte del territorio nacional no cuenta con esa posibilidad física de conseguirlo, empieza el cuestionamiento.

Seguramente sería ideal que así fuera, y aunque hoy no lo es, quizás termine ocurriendo de algún modo. Pero el concepto de “Para Todos”, también podría ser considerado desde el punto de vista de no ser “Para Uno sólo”. ¿Se entiende?

Hasta el año pasado, sólo la TV oficial del automovilismo tenía acceso a tomar imágenes, y a emitirlas con prioridad y exclusividad. El resto de los medios televisivos debía remitirse a emitir un compacto oficial de tres minutos, editados según un criterio bastante cuestionable, o bien grabar imágenes de aire y editarlas a gusto, pero luego coleccionar cartas documento de los “dueños” de los derechos.

No es por hacer historia, porque ya pasó. Lo que sí vale tomar de aquella situación es que había exclusividad, y por lo tanto el alcance de la difusión era limitado a esa exclusividad. Era masivo, si. Pero no dejaba de tener un límite determinado. El concepto de “Para Todos”, tiene en sí misma la posibilidad de generar libertad a los medios, y eso se trasladará a sus televidentes. Entonces, si eso se logra, será “Para Todos”.

Después habrá otros pasos que se podrán dar a lo largo de los próximos cuatro años.

Técnicamente se deberían dar la concreción del canal de deportes oficial gratuito y la expansión de la TDT Televisión Digital Terrestre, que planea llevar la señal de la TV Pública por aire a todo el territorio nacional a través de un decodificador que se coloca en cada hogar.

En el automovilismo en sí, a futuro se podrían ver los efectos en distintos aspectos, desde el precio de las entradas, o un beneficio económico a través de una escala de premios para los deportistas, hasta una diferente distribución de las recaudaciones para que los autódromos puedan comprometerse a inversiones en infraestructura, que mejoren las comodidades para los espectadores, y por supuesto las medidas de seguridad para los participantes. Y por qué no soñar con un programa de proyección de jóvenes pilotos al exterior con una política de mediano y largo plazo, para que no queden más casos como el de Esteban Guerrieri, esperando en la vereda de un Ministerio por una respuesta oficial que no llega en tiempo y forma.

Pero hay algo que va a cambiar seguramente y quizás no se ha dimensionado aún. El automovilismo ya no será un deporte que se autoregule independientemente, no importa si vía ACA-FIA o ACTC, porque el supuesto poder del ACA no se ve en la práctica. La llegada del Estado Nacional al automovilismo involucra oficialmente al gobierno del país en éste deporte, y eso lo transforma en una actividad con visos de “oficial”, con lo que ello representa. El Gobierno tendrá derechos a ejercer como garantizar el acceso de todos al automovilismo, pero también tendrá obligaciones que cumplir, y sobretodo, responsabilidades que asumir como parte misma de éste deporte. Y eso, aunque hoy no parezca tan importante, es lo más importante de todo. El automovilismo podrá ser masivo, no es cierto que pasó de un monopolio privado a un monopolio oficial. Porque el monopolio oficial es de los ciudadanos.

El tiempo dirá si el 17 de febrero de 2012, empezó o no un nuevo capítulo que modifique el rumbo del automovilismo argentino. Por las dudas, vale preguntarse si no era necesario un cambio con todo lo que pasó en 2011, y que no sólo fue la trágica muerte de Guido Falaschi en Balcarce, sino una gran cantidad de irregularidades y situaciones caóticas que se sufrieron desde que comenzó el año, y que parecían predestinadas a terminar con una gran tristeza para todos.

El “Automovilismo Para Todos” tiene la oportunidad de cambiar las cosas. Yo creo que la van a saber aprovechar. Ojalá.