jueves, 29 de diciembre de 2011

LA INTIMIDAD DE UNA LARGA NOCHE PARA LLEGAR AL DAKAR


No es fácil de explicar. Decía Emiliano Spataro que “si tuviéramos tres semanas más, seguramente también llegaríamos con lo justo”. Y es cierto. Las tres VW Amarok de la Legión Argentina se comenzaron a construir allá por mediados de octubre, y se terminaron en Buenos Aires, apenas siete horas antes de la Verificación Administrativa... que era en Mar del Plata.

La cantidad de detalles que tiene un auto de carrera es enorme. La cantidad de detalles que tiene una pick up de un Dakar es mucho mayor aún. Porque no sólo se tiene que armar técnicamente todo lo necesario para que funcione mecánicamente, sino que también se deben incorporar muchísimos elementos de seguridad, de navegación y herramental para resolver problemas en carrera.

Cuando se trabaja contra reloj, las horas pasan volando. La primera camioneta ya estaba en Buenos Aires desde la semana anterior. Esa era la que estaba asignada a Norberto Fontana. La segunda llegó el martes a la noche, cerca de las 22hs, conducida por Benjamin Lozada, el navegante de Emiliano Spataro. La tercera, a las 11 de la mañana del miércoles, sobre un camión. Era la de Juan Manuel Silva. Un problema de electrónica quemó la instalación y se debió cambiar completamente. El Dakar tiene siempre preparada una cuota de sufrimiento para el chaqueño.

En un clima de trabajo intenso y constante, Fabián Barattero coordinó las tareas. Las tres Amarok estaban estacionadas en un box, cada una con sus propias herramientas, con su jefe de mecánicos y sus asistentes.
Recorrer cada una de las camionetas era ver realidades completamente distintas. Norberto Fontana estaba abocado a acomodar su butaca, a colocar elásticos en los cinturones de seguridad para que salgan rápidamente, y a acomodar sus pertenencias en los espacios vacíos. A la camioneta sólo le faltaban los chapones y el armado de las planchas, los auxilios, palas, cajas de herramientas, y elementos de navegación propios, a los que sólo se agregan el GPS, Iritrac y Sentinel que aporta la organización en Mar del Plata.

A la de Emiliano Spataro se le debía colocar un nuevo embrague de diferente desarrollo, y su adaptación y reforma demoró algunas horas el trabajo de armado de la unidad en sus detalles finales. El piloto y su joven navegante, Benjamin Lozada hacen un equipo muy especial. Spataro pesa 56 kilos, “Benja”, un joven de humor muy “codobés”, pesa 90. Ambos armaron sus kits de herramientas en el piso del box mientras la Amarok pasaba por el elevador y después instalaron todo adentro.

La del Pato Silva ya tenía el estigma del Dakar. Un problema en la instalación eléctrica generó que hubiera que cambiar la electrónica completa. El trabajo de cinco días, en tan sólo 18 horas. El chaqueño, con su particular forma de tomarse las adversidades, estuvo todo el día haciendo chistes como “Listo! En 15 minutos salgo para Mar del Plata…”. Y a continuación, cinco minutos después un “Bueno! Pequeño contratiempo! En una hora salimos”… Era su manera de digerir el contratiempo. Su Amarok había llegado completamente armada y a las 22hs. estaba con el interior completamente afuera. Tablero, volante, consola, instrumentos…
Por momentos su gesto se ponía duro. La ansiedad lo traicionaba, y como por arte de magia, volvía a ese mismo chiste de todo el día… lo había hecho por primera vez a las 17. Eran las 23 y lo seguía repitiendo periódicamente.

A la 1:30 AM, mientas las Amarok de Fontana y Spataro se aprestaban para salir a probar unas vueltas a la manzana antes de salir a Mar del Plata, la pick up de Silva arrancó y el chaqueño no pudo contener un Sapucay, clásico suyo. Todavía faltaba la instalación de luces y comandos, La electrónica de la gestión del motor estaba lista. Quedaban unas cuatro o cinco horas para que pudiera empezar el viaje a la costa atlántica.
Fontana y Spataro regresaron al taller de Ramos Mejía con la tranquilidad de tener todo en orden. Bajaron, se fueron a despedir de Silva que estaba al borde de su unidad sin moverse, y con un beso le dijeron “te esperamos allá”.

A las 2:30 AM salieron las dos VW juntas. Spataro pasaba por su casa y se encontrarían en el cruce Echeverry para seguir juntos hasta Mar del Plata. Silva, a las 3:30 AM se fue a su casa a darse un baño con su navegante, probablemente el más experimentado de todos los navegantes argentinos activos hoy en día, Rubén García, oriundo de Villa Carlos Paz. A las 6AM, la tercera VW de la Legión estaba terminada y regulando en el taller. Llegaron Silva y García, subieron y salieron para Mar del Plata.

El reloj corría rápido. La verificación administrativa de Spataro era a las 9:30, la del Silva y Fontana a las 9:45. Llegaron. Pero con las emociones encontradas. La ilusión y la incertidumbre volvieron a tomarlos. El espíritu Dakar, ésta hermosa carrera sobre la que no se puede planificar nada. Sólo correrla día a día, casi hora a hora. Empezó una nueva aventura.

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