jueves, 12 de abril de 2012

JUICIO ORAL Y PÚBLICO A MATÍAS ROSSI



Las maniobras defensivas son tan viejas como las carreras de autos. En la historia se han visto pilotos que por necesidad propia o de su equipo, han corrido mirando más para atrás que para adelante.

Las situaciones se pueden clasificar en dos tipos: aquel que no puede sostener el ritmo porque el auto no funciona al ritmo que la carrera impone y se aferran a la posición, o aquel que para cuidar a un compañero que va adelante y que los rivales no lo ataquen, se interpone a un ritmo más lento, intentando retener al grupo detrás suyo.

Lo que no ha pasado mucho en el automovilismo es ir lento para mantener el segundo puesto porque no conviene ganar y lo ideal es ser el primero después del vencedor.

Casualmente o no, esa parece ser la elección de Matías Rossi en las últimas dos carreras de Turismo Carretera. En Paraná simplemente levantó, se acomodó segundo y se mantuvo ahí. En Mendoza, fue en busca del segundo lugar pasando a Néstor Girolami en una maniobra que no fue fácil hacer, y después, cuando Mariano Werner se quedó y lo dejó primero, perdió el puesto con Girolami en la relargada después de un Pace Car que los llevó lento un par de giros.

¿Se habrán enfriado demasiado los neumáticos quizás? ¿Habrá cambiado el comportamiento después de ir lento durante ocho minutos? Puede ser. Rossi hizo lento el curvón 2 y al entrar en la recta opuesta, buscó la cuerda imaginando que Girolami, mejor armado, atacaría su posición. Al llegar a la frenada, Rossi también frenó antes, y pareció que estaba dejando entrar a Girolami cómodo por el externo, pero también se puede decir que lo que hizo fue frenar antes porque iba por la parte sucia de la pista, y sabía que si estiraba la frenada, se podía pasar y llevarse por delante al Torino.

Una vez instalado en el segundo puesto. Rossi se mantuvo diez vueltas, interrumpidas por dos Pace Car, atajando ataques de Spataro primero y de “Pechito” López después. Esas fueron las maniobras que generaron el “juicio oral y público” a Matías Rossi, que entre pilotos, jefes de equipo y aficionados apasionados en las redes sociales, dispararon todo tipo de acusaciones sobre él.

Rossi fue lento en la curva más lenta del circuito, la famosa horquilla donde fueron los toques detrás suyo, aprovechando que es casi imposible que alguien pudiera superarlo por fuera. No acelerar en el momento en que los demás lo intentan hacer porque el auto ya está ubicado en la salida de la curva, es un recurso muy frecuente, considerado despectivamente como una “maña”, que suele irritar a quién lo padece.

Rossi lo hizo, y tanto Spataro como López lo sufrieron. Después de abandonar, el primero dijo que “Matías venía ensuciando la carrera. Quizás yo debería haberme dado cuenta y tirarme a pasarlo. Pensé que estaba quedándose y elegí esperar sin riegos que se presentara la oportunidad para pasarlo. No me di cuenta que venía lento a propósito.”

Mucho más molesto, “Pechito” dijo que le daba “mucha bronca ver cómo Girolami y Rossi venían jugando con nosotros. No entiendo ni comparto esa forma de correr. Yo corro siempre para ganar. Así entiendo yo las carreras.”

¿De qué se lo puede acusar a Matías Rossi para pedir una sanción? ¿Barrió la pista? No. ¿Tocó a alguien? No. ¿Le clavó los frenos a alguien repentinamente? No.

Cuando Ayrton Senna lo volvió loco a Nigel Mansell yendo lo más despacio posible en las últimas tres vueltas de Mónaco 92, el mundo lo aplaudió de pié. En brasileño fue lento y por el medio, y el inglés, que tenía mucho más auto con ese maravilloso Williams Renault activo, no pudo pasarlo. Claro, Senna estaba defendiendo una victoria en las vueltas finales de Mónaco, nada menos, pero las maniobras fueron las mismas. Si vale hacerlo en las últimas vueltas de una carrera por la punta, ¿Por qué no vale hacerlo en el medio de una carrera por el segundo lugar?

La ley es siempre la misma. No importa en ésta discusión si son los reglamentos FIA de Fórmula Uno o las reglas ACTC del Turismo Carretera, porque el juicio a Rossi, es por hacer cosas que no le molestan a los Comisarios Deportivos, sino a los corredores. Lo que no les gustó fue que no corra para adelante, sino para atrás.

Si Rossi fue el segundo auto más rápido de las últimas tres clasificaciones del TC, siempre detrás de Girolami, no sería ilógico pensar que ahora pase a ser el más rápido, una vez que el Torino cargue los 30 kilos de lastre por ganar. Si Rossi sale a ganar y gana en Trelew, habrá trazado un plan perfecto. Si no consigue ganar por alguna circunstancia, tendrá el mismo potencial para las siguientes carreras.

¿Molesta? Si, molesta, claro. Y ese quizás sea el efecto colateral que pueda sufrir Rossi cuando, con kilos, pase a pelear en el medio del pelotón después que gane. Entonces, quizás, si le pasan factura, no podrá quejarse…

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