martes, 8 de noviembre de 2011

UNA BRÚJULA, POR FAVOR


Domingo al mediodía. Un hombre estaba parado en la calle de boxes y repentinamente todo empezó a girar a su alrededor. Cómo si se hubiera metido en un lavarropas, empezó a ver autos por todos lados, a escuchar opiniones de todas direcciones que se mezclaban con aceleradas de motores, vio choques, discusiones, polémicas, anuncios, cancelaciones, especulaciones, campeonatos de cuatro etapas, Play off, Súper 8, se le mezclaron TC, TC2000, TRV6 y TN.

Se agarró la cabeza muy fuerte y su torbellino se detuvo. Todo era confuso. No sabía en qué circuito estaba, quién corría, que había en juego, cuáles eran las reglas, qué cosas valen. Qué cosas no. De pronto se dio cuenta que no estaba en un circuito, sino en el living de su casa.
Confundido, alcanzó a escuchar en la radio que había un accidente. Corrió al televisor y el piloto accidentado estaba hablando sonriente, diciendo que esperaba correr una buena carrera. “Alucino”, se dijo el hombre otra vez. Volvió a la radio. Decían que el piloto estaba shockeado, muy asustado por el golpe. Se frotó los ojos y miró el televisor nuevamente. Había una carrera de una monomarca corrida el sábado.

Ese hombre no existe. O en todo caso sí existe, es muchos en uno sólo. Es un aficionado. No entiende nada. Se siente bombardeado, agredido, maltratado, despreciado.

Está acostumbrado a reservarse algunos fines de semana del año para ir al autódromo, y hasta se hace algún viaje a otra ciudad para ver otra más. El resto del año, amante de las carreras como es, se levanta temprano el domingo, prende la radio mientras se prepara unos mates y escucha las series y la previa de la carrera hasta que empieza la televisación. Ese es un argentino típico consumidor de automovilismo, al que le gusta escuchar la clasificación para ir sabiendo quién tiene un buen auto cada fin de semana, quién va a ser el favorito, qué puede pasar el domingo. Así lo vive, así lo entiende. Estuvo prendido a la radio hace 20 años, y seguirá estando ahí 20 más. Le apasionan las carreras de autos.

Hace un mes se estaba preparando para ir al Obelisco a ver el cierre del campeonato de TC2000 en las calles porteñas. Se enteró que hacían la presentación de la carrera en el ACA, estuvo atento, pero repentinamente escuchó que habían estado muy felices de presentar la concreción de un viejo anhelo, la carrera en las calles de Buenos Aires para el 1 de abril del 2012… ¿Pero cómo, no era el 27 de noviembre? “Si, pero pensamos bien y nos dimos cuenta que es mejor hacerla el 1 de abril por los feriados”, escuchó que había sido la respuesta a su misma pregunta.

“Al final me quedé sin ver al TC2000 éste año, ahora van a Paraná, no corrieron en el autódromo de Buenos Aires sino en La Plata, ahora tampoco hacen el callejero”, se lamentó.

“Veremos una más por TV”, se consoló, “como ésta de Potrero de los Funes. Qué bueno que alguna categoría lo use, qué lindo circuito”, se entusiasmó.

La radio fue el vínculo con las series, ya se sabía cómo largaban la final. Había dos carreras, la de la punta, y la de los candidatos al campeonato. “Qué lindas son estas carreras a fin de año, hay tanto en juego que es todo muy intenso”, dijo mientras remontaba el mate y se preparaba para la final.

Pero cuando vio que la radio decía que ya estaban en la vuelta previa, y en la TV seguían con la monomarca complementaria, se empezó a desesperar. ¿Qué hago, apago la radio y espero a que la pasen por TV en diferido, o apago el televisor y la escucho por radio? Ese fue el inicio del torbellino en su cabeza…

Un hombre que es miles. Uno que sólo quiere que salgan a la pista a correr. Los mejores adelante, los peores atrás. Que gane el mejor, que corran carreras. Qué haya campeones y pilotos que puedan ganar y no tengan que especular. Se preguntó ¿Qué les pasa? ¿Me quieren volver loco?
Se cansó. Apagó la radio y la TV, y se fue a caminar por el barrio. Uno menos.

3 comentarios:

  1. Con todo el respeto del mundo no se si es tan asi Diego... pensa que todos los domingos hay series en diferido en TV y uno ya esta acostumbrado a esa disonancia entre radio y TV. Yo creo que el que es seguidor en serio, el de todos los domingos y fines de semana reservados, no se preocupa tanto por eso. Si porque la carrera sea entretenida, porque los circuitos sean atractivos y cumplan sus expectativas (cosa que la postergacion del callejero, por poner un ejemplo, no hace)Saludos, disfruto mucho leer tu blog

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  2. Diego: mi padre y mi abuelo pertenecieron a ese grupo de hombres en extinción cuyo blasón dominguero era la SPIKA colgando en el pecho. Por la mañana automovilismo, y por la tarde “Huracán”, otrora presidido por mi abuelo.
    Amantes del deporte a ultranza, me enseñaron con el ejemplo la conducta de un buen dirigente “saliendo más pobre de lo que entra”, y los valores que deberían ser el estandarte para todos los que intentan mantener viva la esencia de algo que aman.
    Desde el cielo… pienso que muchas veces se les debe entristecer la mirada. Relatores que omiten mencionar ruedas volando por el aire luego de que alguna matase a un espectador… lectores de avisos oficiando de periodistas, que juegan a interpelar pilotos sin respeto, silenciando imprescindibles críticas a dirigentes que desvirtúan la esencia del deporte y olvidando que… la culpa no es del chancho sino del que le da de comer.
    Como siempre Diego, tu mirada es acertada.
    Mi matiz: La confusión de valores reina en un medio en que poco importa la esencia del deporte, bajo la supremacía de los intereses económicos.

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  3. Genial Diego, soy ese espectador, muy bien escrito!

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