miércoles, 9 de noviembre de 2011

FALASCHI NO ES PERFECTO, ES HUMANO


Hace dos meses, Guido Falaschi era uno de los candidatos a quedarse con el título de “piloto del año”. Era exitoso en Top Race, ganando en su debut con el equipo Oil después de haberse cambiado a mitad de temporada por su mala relación con Agustín Canapino, había logrado ganar en TC2000 en Termas de Río Hondo con un Renault semioficial, y había alcanzado la cima al lograr su primera victoria en Turismo Carretera en Junin y ser el único auto del equipo en clasificarse a los Play off.

Por entonces el equipo HAZ hacía pública la vigencia de un contrato que lo ligaba a ellos también en TC 2000, y su decisión de hacerlo efectivo para 2012, tras haberlo “cedido a préstamo” en 2011 para que corra con Sergio Polze. Esto no era ni más ni menos que la puerta abierta para ser piloto oficial Ford en lugar de Norberto Fontana, aunque ad referéndum de la rúbrica del convenio y las condiciones entre equipo, sponsor y fábrica.

¿Qué más podía pedir? No mucho. Su año era sencillamente espectacular.
Pasó lo de Paraná con Diego Aventín, y la suspensión para las dos primeras fechas del Play off, y aun así, fue a Buenosa Aires y ganó en la Carrera del año de Top Race, con una maniobra sensacional en la última vuelta sobre Omar Martínez. Parecía indestructible.

Pero desde entonces todo se empezó a complicar. Como si se hubiera roto el encanto de cenicienta, y al llegar la hora señalada, el sueño se esfumara repentinamente.

Quizás haya sido tomar conciencia del significado de esa suspensión, quizás fue sentirse juzgado públicamente, o quizás simplemente no le salieron tan bien las cosas, o no tuvo más un gran auto. Tantas cosas pueden pasar en el automovilismo que afectan un resultado.

Hubo un episodio con José María López en Paraná, corriendo Top Race, en el cual Falaschi no pudo pasarlo para sumar más puntos y aprovechar el abandono de Canapino. Para el campeonato hubiera sido importante. López, siendo compañero suyo, no cedió el puesto y terminó adelante.

¿Habrá dejado huella en la relación entre ambos? Sólo ellos lo saben, pero después del accidente de López y Rossi en Potrero de los Funes, y de la responsabilidad que le cupo a Falaschi en toda la acción, quedó claro que no se llevan nada bien.

Guido puede ganar en Balcarce y nuevamente en Comodoro Rivadavia los dos próximos domingos. Y si no tiene una sanción por lo ocurrido en San Luís, puede dejar atrás éstos dos meses desafortunados y terminar el año maravillosamente en TC2000.

Pero lo importante es que aprenda de lo que pasó. Que entienda que hay límites que no debe pasar, por su bien y el de quienes lo rodean en una pista. En Paraná quizás pudo verse sorprendido por la falta de dirección al momento de doblar, pero el error fue anterior. Estaba peleando exageradamente una posición con Diego Aventín, que luchaba por clasificarse a la Copa de Oro, mientras él ya estaba clasificado. Más allá de esas artimanias que todos usan para defender un puesto alguna vez, había un límite y lo pasó.

En Potrero recién empezaba la carrera. Salió mal de la curva anterior y López empezó a pasarlo. Volvió a pasar el límite. Pudo ser un error, pero ante el hecho consumado, vale la reflexión, sensata y objetiva. Y una actitud reparadora después.

Nadie le pide que sea un piloto perfecto. Nadie lo es. Se puede equivocar, y es natural que le ocurra, especialmente a su edad. Tiene tanto por aprender todavía.

El entorno puede ayudarlo o hundirlo. Es en éste momento cuando más necesario es un consejo positivo. Una crítica constructiva. Adularlo y decirle que no fue su culpa será cómodo para quienes lo rodean, pero lo perjudicará. Y hay que ver cuantos de ese entorno estarán a su lado si algún día las cosas no le salen tan bien…

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