sábado, 12 de noviembre de 2011

UN DIA, NURBURGRING TAMBIÉN SE DEJÓ DE USAR


Sólo faltó que un auto se quede sin frenos para que todo quede a la vista. Agustín Canapino dijo que calcula haberse despistado a unos 230km/h en la curva 1 de Balcarce, lo que significó un pasaporte para salir volando del autódromo y caer más allá de una de las calles que llevan a la parte alta de la Sierra La Barrosa, donde se ubica el 90% del público.

Hasta ese momento, primeros minutos de entrenamientos del viernes, las preocupaciones pasaban por una especie de ampolla que se había producido en el radio de giro de la misma curva 1, y por ver qué pasaría cuando los pilotos le pegaran a un conito ubicado en el ingreso de la chicana previa a la recta, y que naturalmente permitiría que la transiten a mayor velocidad con la consiguiente ventaja deportiva.

“Parece mentira que desde el 2003 que vine por primera vez acá, el problema de la chicana es un conito. Estamos en 2011”, dijo Norberto Fontana. “Yo no entiendo como puede ser que teniendo hace cuatro años una pista como Potrero de los Funes, nadie fue capaz de ir a ver cómo se hace bien una chicana y sus pianos”, aportaba Juan Manuel Silva.

Pero a eso de las 14:30 del viernes, pasando esa chicana a la mayor velocidad posible, saltando y golpeando fuertemente el auto en el piano interno, Agustín Canapino parece haber cortado un flexible de freno trasero, probablemente con el cárdan. Los siguientes 15 segundos fueron a fondo, como siempre, ignorando que cuando fuera a pisar el pedal de freno, no respondería.

Cuando llegó a la frenada y apretó el pedal del medio, el auto no se detuvo, esperó un segundo y empezó a bajar cambios, todos juntos, desesperado. Fueron otros 5 segundos que para Agustín Canapino deben haber sido una eternidad. Cuando se terminó el asfalto, su auto salió como en una rampa, saltó la zona de arena suelta colocada para frenar a un auto sin tocarla siquiera, y cuando tocó el piso nuevamente ya había pasto. Llegó a las gomas, cuatro filas de “muñecos” de tres neumáticos de competición cada uno, que estaban atadas con un alambre muy delgado entre sí. Las apartó como si no estuvieran y llegó al talud. Otra rampa de tierra aboslutamente compacta, dura, que es parte de la geografía de sierras misma, tiene pasto crecido y todo. Salió volando. Algunos dicen cinco metros, otros siete. En el aire, por la inercia y el peso del motor en la parte delantera, se giró hacia adelante, y cayó de techo, rebotó, se volvió a elevar y cayó sobre sus ruedas, destruido.

“Me quede sin frenos, me quebré todo. Me quedé sin frenos, me quebré todo”, dijo dos veces Agustín por radio al equipo. No se había quebrado nada. Quizás sólo sintió que estaba vivo y se imaginó que estaría todo fracturado. Pero salió intacto, sin siquiera un corte. El auto respondió maravillosamente bien, las medidas de seguridad también. El circuito, no. Debería haber sido cerrado inmediatamente, y todos de regreso a casa.

La obra hídrica que necesitaba Balcarce se hizo, no se ve porque está debajo de la pista. El asfalto nuevo se hizo, y si bien tiene algunas ondulaciones grandes, más se parecen a las depresiones propias del terreno irregular, pero el piso es liso y tan bueno, que se bajó en 4 segundos y medio el récord de la pista. Mismo reglamento, mismos motores, en las rectas no se pudo mejorar tanto, sino en las curvas. Eso es bueno por un lado, malo por otro si el entorno no está preparado para esa velocidad mayor.

Si el plan para remodelar Balcarce era profundo, antes que la pista, se deberían haber elevado las banquinas de los escapes de la curva 1 y 2 como mínimo. El movimiento de tierra de mantener el ángulo del peralte de ambas curvas para que si un auto se sale de pista se vaya frenando en la cama de desaceleración de tierra, arena o más apropiadamente leca, en una especie de subida suave, es gigante. El costo debe ser monstruoso.

Debería quedar como la última curva de San Juan, cuyo escape trepa a una montaña. En 2004, varios pilotos se encontraron con una mancha gigante de aceite en esa recta y no pudieron frenar. Norberto Fontana y Juan Manuel Silva se subieron a la montaña a 200km/h, y ahí pararon. Mucho antes, a fines de los 70, Jorge Omar del Río se quedó sin frenos en su Fórmula Uno Mecánica Argentina a más de 220km/h. También se trepó a la montaña, haciendo trompos provicados, y se detuvo. Sin eso, Balcarce no se puede seguir usando.

Porque después de la cama de desaceleración tienen que estar los “muñecos de goma” abulonados entre sí, no atados con alambre. Y deben ser paredes de gomas, de por lo menos 1,80 metros de alto o más. Y después de esa defensa de gomas, tiene que haber una pared que pueda ceder, como la de Potrero de los Funes en el accidente de Alejandro González una semana antes. Esa es la referencia a tomar en cuenta.

Lo que no puede haber nunca, es una cama de arena angosta en declive descendente, que se termina con pasto, gomas atadas con alambre y un talud. Eso es un coctel explosivo increíble como escape de una curva a la que un auto de 1300 kilos, llega a 230km/h.

El viejo Nürburgring es el circuito más hermoso del mundo, nadie lo podría discutir, pero un día dijeron basta. No se puede usar más. Las reformas para hacerlo seguro hubieran sido imposibles. Quedó para carreras de larga duración solamente. Balcarce tiene tradición y es hermoso como pocos, igual que Nürburgring. Después de décadas esperando, por fin recibió apoyo político para remodelarlo, pero dejaron la misma chicana improvisada después del accidente de Juan De Benedictis. Dejaron los mismos guard-rails, dejaron el mismo escape de las curvas 1 y 2.
El fin de semana, antes del accidente, había mucha gente enojada por la incomodidad del playón de boxes y el reducido estacionamiento para los motorhome de los equipos y pilotos. Hubo promesas de hacer esas obras en una segunda etapa. No las hagan… al menos no, mientras no hagan antes algo serio y profundo en esos escapes tan peligrosos.

Los pilotos deben estar muy preocupados, pero sólo dirán que hay que mejorar la seguridad para la próxima, y seguirán discutiendo por qué les sacaron una vuelta al tocar el conito de la chicana. Mejor pensar en otra cosa…

Un día, a un periodista se le ocurrió salir a dar una vuelta por una pista del norte, en otra categoría. Y vio que un piano estaba completamente roto. Eral el piano externo de la salida de una curvón de cuarta. Si pisaban ese piano roto en carrera, podían levantar las piedras que hay en el piso, árido de esa región. Se le ocurrió comentárselo a uno piloto. Dijo que no sabía nada, y su respuesta fue encogerse de hombros. Fue a decirle a otro, y dijo, “que macana”. Fue a otro y le contestó, entonces voy a bajar la visera del casco. Las autoridades de la carrera lo taparon con arena y así se corrió. Al final del domingo, el periodista fue a ver cómo había quedado. El pozo que se había formado era de unos 40 cm de largo, 30 cm de ancho y 20 cm de profundidad, y adentro, suelta en el medio del pozo, había una piedra de 1,2 kilos. Además de esa categoría grande, ese día corría ahí una de Fómula con chicos de entre 15 y 18 años de promedio.

La negación es una poderosa arma de defensa del ser humano para evitar afrontar problemas. Las cosas, aunque se nieguen pasan igualmente. La suerte de Canapino fue que su auto cayera de techo, pero del lado del acompañante. La suerte un día se puede terminar, pero mejor sigamos pensando en el conito de la chicana…

3 comentarios:

  1. Diego: Sabiendo como es tu manera de pensar y sentir el automovilismo, entiendo que el balance entre el dolor de la pérdida y la bronca por saber y anticipar lo que hoy ya es inevitable debe ser muy grande. Mi postura y pensamiento han apuntado siempre a combatir las razones para jamás lamentar estas cosas. Tengo una inmensa bronca contra los "distraídos" que miran para otro lado, los mentirosos que se llenan la boca con "fatalidad" cuando corresponde decir "irresponsabilidad"... una cosa es no saber, y otra muy diferente taparse los ojos, los oídos y la boca voluntariamente. Esa gente me da náuseas. Un abrazo.

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  2. La nota muy linda Pero creo que hubiese tenido más valor si la publicabas el mismo viernes 11 Saludos

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  3. Osvaldo Frias: Esto no es con el resultado del lunes, lean bien desde el principio y fíjense la fecha de publicación: sábado, 12 de noviembre de 2011. Ese día Guido Falaschi marcó la pole position en Balcarce.
    Creo que Diego no necesita que nadie lo defienda, pero tampoco me parece que ayude criticar sin razón ni lectura...

    Diego: COINCIDO por completo... yo lo viví desde adentro. La impotencia de que no te den los materiales "porque están cortos de presupuesto" cuando sabemos que se gastan la plata en cosas que son innecesarias. :-(

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