domingo, 27 de noviembre de 2011

SIN JUSTICIA ESTAMOS PERDIDOS


Cuando se enseñaba a ser Comisario Deportivo en el ACA, había dos cosas que se remarcaban como fundamentales. Primero, no personalizar nunca. Los autos tienen número como una manera ideal de no tener que ponerle apellido a cada uno. El auto 3 chocó al auto 5. Quiénes son los tripulantes de esos autos no debe importarle a la autoridad que pretende impartir justicia.

La segunda cosa que se enseñaba era que una maniobra debe juzgarse por sí sola, y no por sus consecuencias. Si está mal, está mal y punto, más allá de lo que termine pasando después de la maniobra.

A propósito de esto, se hacía hincapié en resaltar que aunque pareciera difícil porque hay maniobras que tienen como ámbito ayudar a un compañero de equipo en desmedro de un rival de campeonato, juzgar eso no es resorte del Comisario Deportivo, sino del tribunal de disciplina, que determinará si hay intencionalidad o no, y aplicará sanciones posteriores a las de la carrera.

Matías Rossi se consagró merecido campeón de TC2000 por tercera vez en su campaña deportiva, y está llamado a ser uno de los futuros multicampeones del automovilismo argentino sin lugar a ninguna dudas. A pesar de haber llegado a un colchón de casi 50 puntos en algún momento del campeonato, había perdido toda esa ventaja en la segunda mitad del año, y llegó a la última carrera en tercer lugar, aunque a sólo cuatro puntos de Leonel Pernía, y dos de su compañero Mariano Werner.

En Paraná se disputó por segunda vez el “Súper 8” para definir precisamente entre los primeros ocho de la clasificación sabatina, el orden de largada de la final y el punto que se le asigna a quien logra la Pole Position.

Hubo nerviosismo y polémica con dos duelos que dejaron secuelas posteriores con discusiones entre Juan Manuel Silva y Agustín Canapino, y entre Mariano Werner y Christian Ledesma. Pero la definición de la segunda semifinal, dejó además un precedente peligroso.

Matías Rossi había perdido con Christian Ledesma en la largada, y el Chevrolet había logrado una cierta luz sobre el Toyota tras las primeras dos curvas. Sin embargo al llegar a la curva 4, Rossi se zambulló en la cuerda cuando el marplatense ya estaba doblando. Con su auto en derrape controlado al mejor estilo del kart, lo golpeó de costado para pasar. Éste fue el modo con el que hizo lugar donde no existía, y evitó tener que cortar por el interno de la curva, lo que hubiera sido penalizado.

La mejor demostración de la excesiva velocidad que traía Rossi al momento del contacto con Ledesma, fue que ambos autos se fueron de pista hacia el exterior de la curva. Si Rossi hubiera tenido “parado” el auto por sus propios medios, en todo caso se hubiera despistado solamente Ledesma.

No cayó bien en muchos y le encantó a otros, pero las autoridades de la competencia decidieron que no había infracción. Leonel Pernía, que había visto el Súper 8 desde un televisor por haber clasificador 15to., opinó que era una maniobra excesiva de Matías y que le preocupaba porque en la final podría pasar cualquier cosa.

Efectivamente así ocurrió. Mientras Rossi controlaba a un molesto Agustín Canapino para defender la victoria que lo proyectaba directamente al título, Leonel Pernía y Mariano Werner quedaban juntos en pista con el Toyota delante del Honda.

Al llegar a la misma curva 4, Pernía se tiró a pasar a Werner, que se cerró. Leonel intentó sacar el auto y por eso, el toque entre ambos fue en la parte trasera del Toyota, que se salió de pista y recorrió varios metros por el pasto. Pernía levantó y lo esperó, y aunque los pasaron tres autos a ambos, el Honda siguió detrás del Toyota en ese momento. Después, en esa misma vuelta hubo otros toques, en el primero Pernía volvió a levantar, y en el segundo, en la chicana, Werner entró un poco más pasado y entonces sí, Pernía ejecutó la superación.

El antecedente del Súper 8 para la primera maniobra era claro. El auto de atrás tocó al de adelante para correrlo con su carrocería y pasarlo. Poco importa en qué lugar del auto fue el toque, porque la consecuencia de la maniobra fue la misma. Se abrió camino y lo pasó.

Para Pernía hubo un atenuante porque no obtuvo ventaja deportiva. Aunque bien pudo haber continuado basándose en el fallo de esa misma mañana, eligió levantar. Al finalizar la carrera, los Comisarios Deportivos decidieron aplicarle un recargo de tiempo y lo mandaron al 17mo. puesto final. Con ese resultado, Mariano Werner quedó como subcampeón, título que durante una hora estuvo en poder de Pernía.

Es un momento de crisis en el automovilismo. El accidente de Guido Falaschi sensibilizó a todos, pero además puso en el ojo de la tormenta a quienes fiscalizan las carreras de autos y a quienes revisan los circuitos. Las decisiones que se toman deben tener coherencia, porque sino los pilotos no sabrán nunca cuando vale y cuando no vale una maniobra. Si no tienen la sensación de justicia razonable, estaremos perdidos porque quedará a criterio de ellos aplicar justicia por mano propia en la pista. Ese es el límite al que no se puede llegar.

En nombre del espectáculo se permite correr con mayor fricción, pero todo tiene un límite, y ese límite lo debe poner la autoridad, impartiendo justicia equitativamente.

Quizás Matías Rossi largando tercero era campeón igual, porque corrió con una fortaleza mental asombrosa, especialmente destacable porque venía de varios traspiés. Merece el campeonato, incluso porque en Potrero de los Funes fue víctima de un accidente en el que no tuvo nada que ver y perdió varios puntos.

Pero también quizás Werner podía defenderse mejor en un “mano a mano” con su compañero de equipo si largaban tercero y quinto. Es imposible no recordar aquella nefasta noche en la que un error de los fiscalizadores, lo despojó de los 15 puntos de la victoria en el callejero de Santa Fe porque olvidaron poner el cartel de 5 en el procedimiento de largada.

Si a Rossi le dejaron pasar su maniobra, a Pernía también debían dejarlo. Werner necesitaba terminar delante de Rossi para ser campeón, y que lo hayan pasado tres autos o ninguno en ese toque del Honda no cambiaba el resultado del campeonato. Pernía no le hizo perder el campeonato a Werner, fue la CDA en Santa Fe.

En cambio, Pernía fue leal y no aprovechó el error de los Comisarios Deportivos para sacar una ventaja. ¿Ese es el premio?

4 comentarios:

  1. Diego: lamentablemente el fiel de la balanza justiciera en la argentina, está torcido... siempre torcido. Sin importar a quien se beneficie en una u otra oportunidad, los criterios cambian según el humor y antojo del "comisario de turno", que además siempre tiene el mejor caballo... pues son inalcanzables por sus propios errores. Hoy no hay equidad para los participantes, ni pago o rendición de cuentas de quienes aplican criterios tan insustentables como variables. Eso y decir que no hay justicia, es exactamente lo mismo... y se extiende además a otras áreas.

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  2. Gran nota Diego, muy buen análisis. Brego porque esto no quede solo en un completo informe periodístico y logre llegar a los lugares concretos, donde deben plantearse estas cuestiones, por el bien del automovilismo.

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  3. Diego: Me quedé pensando en el tema justicia, y mi mirada sobre la "impunidad" de los comisarios.
    Se me ocurre que cada categoría debería tener un tribunal conformado por un número impar de pilotos notables-campeones de la misma, que luego de cada carrera analice la actuación de los comisarios. También deberían poder penalizarlos y alejarlos temporalmente de sus funciones cuando se muestran erráticos "en la medida de la vara".
    Sin penas reales nadie cambia comportamientos equivocados. Y esto rige para todas las actividades de la vida.
    Nadie mejor que un múltiple y experimentado campeón para evaluar la intención de un colega... y la equivocación de un comisario evaluando desde un pedastal de impunidad.
    Si la impunidad emana de una estructura que a veces sigue intereses comerciales por sobre la esencia del deporte, hay que subrogar el poder de los jueces a la opinión de verdaderos deportistas-profesionales del volante.

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  4. La verdad Diego es em mejor análisis de la carrera, las tima que en el programa de la medianoche el compañero que tenés para hacerse el payaso no deja hablar hubiera tenido má llegada este comentario en tv, pero suscribo cada palabra que pusiste, ojalá lo lean los de la CDA y los de la ACTC aunque sea con un poco de verguenza por que de esta manera la desaparición de Guido suena a más dolor.
    Un gran abrazo.
    Marcelo Hojman

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