jueves, 17 de noviembre de 2011

NO DIGAN QUE NO FALLÓ NADA


Quise ser cauto y esperar que la bronca decante. Quise también esperar que cuando en los demás ocurriera lo mismo, apareciera la razón. Yo mismo la necesito. Mi hija de 14 años nunca le prestó mucha atención a las carreras, era mi mundo, no el de ella. Mi hijo de cuatro llegó a aprender que un auto rojo es una Ferrari y un auto plateado es un McLaren, y nada más. Pero a ambos les mostré siempre con cuanta pasión abrazo este deporte y saben que es mucho más que mi medio de vida.

Ella me preguntó el lunes a la mañana cuando íbamos al colegio, por qué había tantos accidentes últimamente en las carreras. Yo le había explicado un poco cómo había sido el de Dan Wheldon, y también el de Ramiro Tot. Le recordé esa explicación, le sumé la de Marco Simoncelli, donde no hay mucho que explicar porque es un accidente “posible” en las carreras de motos, pero cuando llegué al de Guido Falaschi, no supe darle una explicación.

Fueron muchas cosas que se hicieron mal y que confluyeron en un mismo momento, en un mismo lugar, le dije. Pero todas eran evitables. Todas.

En Balcarce pasaron muchas cosas indeseables. La habilitación del circuito a las corridas es claramente la primera que no debió ocurrir.

En la semana previa circuló una foto, que mostraba una supuesta ampolla en el asfalto de la curva uno. La reacción desmedidamente agresiva del responsable de la obra de pavimento fue llamativa. Descalificó a los periodistas que había publicado ese documento y hasta les recomendó que no fueran a la carrera. Habló de intencionalidad política en perjudicar la carrera. Ese era el clima que se vivía respecto a la pista. Es sólo un dato.

El jueves, cuando todos llegaron a Balcarce, había gente trabajando en ese lugar. El viernes, cuando salieron los autos a pista, el problema no existía. Pero apenas unas horas después de iniciada la actividad de entrenamientos, Agustín Canapino sufrió un accidente horroroso, salió volando del circuito en su auto de carreras y cayó afuera. Como Rubens Barrichello en Imola, salió vivo, de hecho salió intacto, pero fue un aviso que nadie quiso atender. Otro dato.

Fueron muchas cosas las que salieron mal el domingo, y que generaron que a las 14:10 a todos se nos congelara la sangre, y nos invadiera la angustia.

Tardaron cuatro vueltas en limpiar el aceite dejado por el motor de Gastón Mazzacane y retirar el auto de José Ciantini de la curva uno. Tardaron otras cuatro vueltas en sacar el auto de Laureano Campanera del paredón interno de la recta sobre la salida de la chicana. Esto, que puede ser considerado inverosímil ante lo que ocurrió después, pudo ser el desencadenante de todo.

Como quedó dicho, eran las 14:10, estaban pasados del horario de televisión al momento del despiste de Emanuel Moriatis en la chicana. La carrera debía terminar por tiempo máximo de 50 minutos y no por las 25 vueltas programadas. Los punteros habían pasado por la línea de cronometraje a los 49:55 segundos, o sea que entraban a la última vuelta por apenas 5 segundos, sino hubieran recibido la bandera a cuadros en ese momento.

Los banderilleros de la chicana pidieron el Pace Car, pero los Comisarios Deportivos no atendieron esa sugerencia. Si la carrera se neutralizaba, por reglamento debían dar tres vueltas más, para permitir que terminase con bandera verde. ¿Habrá sido el gran retraso que arrastraban, el motivo para decidir que no se sacara el Pace Car nuevamente?

Después, todo lo demás. Leonel Larrauri perdió el control del auto aparentemente por un pozo que hay donde termina el piano externo de la salida del túnel, y salió proyectado contra la defensa cubierta con gomas de camión, que lo despidieron hacia la pista nuevamente. ¿Su error fue quizás no haber dado paso antes del túnel? Puede ser, pero sólo eso.
También vale preguntar ¿Por qué habiendo hecho tanto asfalto, no se hizo también de asfalto esa banquina detrás del piano de salida del túnel? Hace años, los pilotos se descuelgan de ese piano y pisan abajo, ahí nunca había pasto por esa razón. Siempre pisaban abajo.

Mauro Giallombardo consiguió esquivar porque pudo ver claramente delante suyo, y aun así, perdió el espejo y quedó con todo el lateral izquierdo del auto marcado con la pintura del Dodge.

Guido Falaschi no tuvo la posibilidad de ver el escenario y tuvo que esquivar con una maniobra más brusca. Cuando quiso corregir estaba sobre la banquina que no pareció estar tratada para frenar un auto, y se fue de costado hasta las gomas. Al impactarlas, rebotó y volvió hacia la pista debido al ángulo de esa pared que tapa un túnel bajo la pista. Cayó con medio auto arriba del asfalto. Las gomas no estaban colocadas y abulonadas entre sí como se debe. La diferencia se pudo ver con los despistes de Pechito López y Alejandro González, una semana antes en Potrero de los Funes.

Guillermo Ortelli también eligió la derecha para esquivar a Larrauri y las gomas de camión que había en la pista, pero fue a una zona donde había mucha tierra y no pudo gobernar su Chevrolet. No lo pudo “traer” al centro de la cinta asfáltica. Iba peleando entre la banquina y el borde del pavimento cuando le cayó el auto de Falaschi delante suyo. Imposible hacer algo. Lo impactó y el Ford fue a parar al medio del circuito, donde quedó parado con su lateral derecho hacia quienes venían corriendo.

Néstor Girolami lo impactó de lleno. Juan Manuel Silva lo esquivó hacia la banquina izquierda y se golpeó contra el guard rail. Otro dato interesante. Silva pegó contra la barrera y no rebotó porque no había gomas. Su auto no volvió nunca hacia adentro y se detuvo varios metros más adelante sin peligro. Vale preguntar ¿Si donde se pegó Larrauri se hubiera podido hacer una defensa sin gomas adelante, quizás nada hubiera ocurrido?

La asistencia médica de Rodolfo Balinotti y su equipo fue inmediata. No pareció presentar fallas. Sólo un profesional de la materia podría observar detalladamente la situación para detectar si algo no estuvo bien.

Siendo frió en el análisis, viendo otros accidentes provocados por falta de visibilidad o por autos que rebotan contra los neumáticos, podría decirse que no sólo en Balcarce pueden ocurrir accidentes como éste. En muchos otros circuitos también, lo que demuestra que la falencia no es privativa de la ACTC, sino del automovilismo argentino. De nada sirve que el ACA sea la institución que se rige por normas FIA si en las carreras de TN, TC2000 y Top Race también se corre con gomas mal puestas sobre los guardrails o paredones, o si aun corriendo en pistas que tienen banquinas asfaltadas detrás de los pianos, permiten que los autos las transiten hasta el borde máximo y vuelvan a tocar la tierra.

Balcarce tiene sí, un lugar muy comprometido por la alta velocidad y poca visibilidad por ser una curva ciega, que es la salida del puente. José Ciantini explicaba unos días antes de la carrera a un programa de TV, que ese es el lugar más crítico del autódromo. Eso sí es de Balcarce. Y ante esa certeza de Ciantini, quizás la remodelación del “Juan Manuel Fangio”, debería haber incluido mejorar esa zona y sus escapes.

El accidente de Agustín Canapino no puede pasar en cualquier autódromo. Ese no. Un auto no puede salir de un circuito. Pasaba en Salotto, cuando seguían derecho, se subían al talud y caían en la calle de atrás. Pero ya no pasa. Los autos se detienen incluso antes de llegar a esa contención. Entonces Balcarce sí tiene que ser revisado profundamente.

Por último, los pilotos que no levantan. Un tema complicado. Algunos intentaron hacerlo, otro no. Algunos esquivaron, otros no. Alguno llegó al lugar del accidente casi 40 segundos después y chocó a Néstor Girolami, que todavía estaba quieto adentro de su auto, en medio de la pista. Menos mal que el Torino estaba en el sentido de la carrera, que si hubiera quedado cruzado como Falaschi, hoy podríamos estar llorando a dos chicos de 22 años en lugar de uno. Es un tema a revisar seriamente.

Cada uno tiene que asumir sus responsabilidades. Antes de la carrera alguien dijo, “No va a ser el único accidente del fin de semana", por el que había sufrido Canapino. Quiere decir que había peligro. No digamos que no falló nada. Por favor, por respeto a Guido Falaschi, digamos al menos, que haremos todo lo posible para saber qué cosas funcionaron mal, así nos aseguraremos que no vuelva a pasar.

Es cierto que un auto puede quedar “regalado” de costado en una pista y ser impactado violentamente. En cualquier circuito, en cualquier categoría. Pero en otras circunstancias. Pareciera que en Balcarce pasó por falta de previsión.

La función del periodista es buscar la verdad y reflejarla objetivamente. Pero si de algo sirve, éste periodista también se pone a disposición para buscar soluciones, aportar ideas, trabajo y dedicación.

2 comentarios:

  1. http://www.facebook.com/groups/291534670868127/ es la manera que tenemos de hacernos oír los que estamos de este lado del alambrado
    En Twitter #NOvoyalTC

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  2. Uno de los mejores análisis del fatal y mortal fin de semana de Balcarce y sus consecuencias. Obviamente no estoy de acuerdo de la forma que se trato el tema por parte de la dirección de la ACTC, y menos con la comsión nombrada para emparchar esto, es como los circuitos "los emparchan" y así siguen. Muy bien Diego!

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